Aquì no se consuela el que no quiere...y porque yo soy asì de chiflada voy a compartirles la última anécdota con mi "Fibroniebla", que me juega unas bromas muy divertidas: en febrero del 2012, mi hermanito Gonzo me hizo favor de invitarme a una bohemia, junto con otros amigos. Como vive en Muy, muy Lejano, tuve que usar el metro, para llegar a la estaciòn Martín Carrera desde donde se suponìa tenìa que tomar un micro para llegar a su ppalacio (vulgo home sweet home). Pues bien, despuès de irme por el camino más largo, por supuesto, llegué a la dichosa estaciòn y ahí me atacó la neblina...estuve 15 minutos buscando la salida, muerta de risa porque veìa los letreros y no hallaba las escaleras. Total que tuve que acercarme a un señor y decirle que tenìa un sìndrome y que si me hacìa favor de ayudarme a salir. La cara del tipo de campeonato...yo creo se imaginaba que me iba a dar un ataque jajaja. El caso es que me llevò al pie de las escaleras y desapareciò como por arte de magia.
A veces la neblina me hace olvidar nombres, pero no caras; provoca que guarde la leche en la despensa y el abrelatas en el refrigerador; que no encuentre las llaves, mientras las llevo en la mano; que hable como borracha, me maree o tecleé una palabra por otra; que me pierda en las conversaciones; que pierda el equilibrio o que sufra de mareos o nàuseas. pero tiene sus ventajas: gasto menos en parques de diversiones, puedo esconder mis regalos con la seguridad de que será una aventura encontrarlos.
Si me ves en ese estado, te agradecerè te rìas conmigo...el humor es la mejor medicina.